lunes, 24 de septiembre de 2012

Tiempos de Dictadura: Una crítica nacionalista


En la casi nocturnidad del viernes y con el propósito de saborear lo que pudiese ser un amargo coctel de tergiversación histórica, me dirijo a una sala de cine y decido comprar el boleto a tan mentado documental.

Pese a que pudiese encontrar otros medios para analizar el film en cuestión, elijo hacer una excepción al boicot que yo mismo apoyo con la sola intención de presenciar de primera mano las impresiones realizadas por los espectadores de tan oprobiosa película.

He de confesar que alguna fibra nostálgica me motivaba a ver íconos del nacionalismo como lo es el General Marcos Pérez Jiménez en la gran pantalla. Es ahora cuando las palabras de Dalí cobran más sentido: “lo importante es que hablen de ti, aunque sea mal”. Pese a que la película se concentra en una crítica parcializada, por lo menos avivan el tema.

 Lo peor que le puede pasar a un era o a un personaje es ser condenado al olvido. Los romanos tenían esa pena reservada para los peores dirigentes, se llamaba “Damnatio Memoriae” y francamente me causa pavor tal condena, sobretodo en un mundo donde la única inmortalidad que podemos dar por segura es la memoria histórica de nuestro ser. Y sin embargo es relativa, será la inmortalidad que pueda aportar la longevidad de la especie humana, hasta que llegue el fin de ésta.

Mi primera impresión antes de atravesar las puertas del tártaro cinematográfico llamado “sala 6” fue que me encontraría con un aquelarre de la juventud adeca y marxista. Que quizás ante mis ojos vislumbraría un museo viviente del jurásico político de nuestra patria. No me equivoqué: más del setenta por ciento de los asientos estaban ocupados por miembros de la “juventud” de Acción Democrática (cuando menciono la juventud adeca, me refiero a “jóvenes” con más de 65 años”).

Entre chistes sobre los viejos tiempos y comparaciones sin fundamentos entre el Nuevo Ideal Nacional y el Socialismo del Siglo XXI pasaron los trailers. Justo allí recordé el comentario de algún politólogo que me recomendó tomarme una “Chicha A1” para sentirme en sintonía con la época. Les aseguro que la compañía involuntaria lo hizo, me sentía en pleno CEN clandestino de AD, si el fantasma de Ruiz Pineda se aparecía creo que no me sorprendería.  

De repente, los créditos iniciales empiezan y la pantalla se llena de viejas gráficas publicitarias de la época, fue un repentino viaje a los años 50’s. Debo admitir que el trabajo de fotografía y de edición fue impecable, al igual que la investigación. Es una verdadera pena que tan elaborados medios se usen para tan perversos fines. Prosigamos.

Como si de una épica se tratase, aparecen letras narrando, y casi celebrando, la caída del gomecismo y el advenimiento de una nueva era de progreso. Luego se dedicó gran parte de la introducción a la exacerbación de la democracia y la victoria de Rómulo Gallegos, llegando incluso de manera falaz a afirmar que durante el trienio adeco de realizaron obras de envergadura y que fue una era caracterizada por el desarrollo (prefiero imaginar que el narrador se adelantó al guion y estaba leyendo sobre el Nuevo Ideal Nacional).

A continuación nace una molesta e inoportuna ronda de comentaristas parcializados. Cada cinco minutos de filmación aparece la ronda de infames perturbadores del orden público y amantes del oprobio. Estamos hablando de joyas como las siguientes:

Pompeyo Márquez: Quien en su membrete aparece de manera jactanciosa como si de algún orgullo se tratara “miembro del Partido Comunista – Años 50’s”. Éste oscuro personaje fue uno de los autores tanto materiales como intelectuales de atentados de tipo terrorista durante y después del gobierno nacionalista. Es extraño ver a un asesino llorar frente a la cámara recordando “las torturas” por las cuales pasaba.

Teodoro Petkoff: El hijo pródigo de la infamia y la persona cuyos alaridos marxistas debemos escuchar gracias al abuso mediático de ciertas emisoras de televisión. También se identifica con orgullo como militante del Partido Comunista, y narra las infernales torturas a las cuales sus camaradas supuestamente fueron sometidos. Digo supuestamente porque en un ataque de senilidad o quizás de sinceridad involuntaria, admite que él jamás tuvo grandes problemas con la Seguridad Nacional, pues siempre se mantuvo bajo perfil y por ende no tuvo que ir a la clandestinidad. ¿Quizás las confesiones de un cobarde? ¡Quien sabe! Lo cierto es que Teodoro siempre fue un guerrillero frustrado que se tomaba fotos con fusiles en el jardín botánico mientras su hermano Luben Petkoff organizaba incursiones en costas venezolanas con tropas cubanas.

Simón Alberto Consalvi: Militante de Acción Democrática, por lo visto desde su nacimiento. Fue uno de los entrevistados más descarados y sin sentido de moralidad alguna. Con un tono lastimero intentó manipular al espectador mientras describía el “rin”. Con voz temblorosa comparaba a Guasina con un campo de trabajo nacional-socialista. Luego de tanta manipulación la senilidad o la sinceridad involuntaria freudiana provocó una declaración digna de tan infame adeco.

En síntesis, el límite del descaro fue sobrepasado cuando Consalvi admite ser detenido por la Seguridad Nacional por actos terroristas de su autoría. El sujeto en cuestión llega a decir literalmente “actos terroristas”, de manera orgullosa como si de un “Che” se tratara. Al percatarse de la confesión que acababa de realizar frente a la cámara, decía que eran “actos terroristas infantiles”, como si un asesinato tuviese algo de infantil.

Para cerrar su declaración con broche de oro, afirma que tal vez sí eran actos terroristas, pero que “todo es válido en nombre de la democracia”. Se nota que éste hombre fue Ministro de Relaciones Exteriores del “zar de la corrupción” Jaime Lusinchi, pues dicha frase parece sacada del discurso de algún “lobista” estadounidense en su afán de imponer elecciones libres en Estado forajido, dícese Estado con petróleo.

Américo Martín: Miembro de Acción Democrática y posteriormente militante del M.I.R (Movimiento de Izquierda Revolucionaria). Participó en acciones guerrilleras desde el gobierno nacionalista hasta el año 1971 en que Rafael Caldera decide hacer un “borrón y cuenta nueva”. Éste simpático personaje conoció personalmente a Fidel Castro, Raúl Castro y hasta a Ernesto “Che” Guevara; asesinos sin escrúpulos que le transmitieron todos sus vicios marxistas. Creo que el curriculum de éste personaje es más que suficiente para empezar a poner en duda la supuesta imparcialidad de la película.

Isabel Carmona: Dirigente y lideresa de las juventudes adecas. Según su testimonio pasó seis meses detenida en los calabozos de la Seguridad Nacional, que de repente corrige e indica que fue en la cárcel de mujeres de los Teques. Habla de tratos inhumanos y de monstruosas torturas que supuestamente fueron objeto sus compañeros. A lo largo de la película aparece anunciando “los terrores de la represión” para contrarrestar la imagen de progreso y la construcción masiva de obras para el bienestar colectivo efectuada por la “dictadura” militar.  

José Agustín Catalá: Si querían hacer un documental imparcial, creo que no se podría rayar más en lo absurdo al invitar a tan siniestro personaje. Famoso adeco que amasó una pequeña fortuna a costa de los libros plagados de mentira que publicaba sobre el gobierno del Nuevo Ideal Nacional, teniendo un puesto destacado su famoso pasquín titulado “Se llamaba S.N”, donde hace uso del elemento imaginario para retratar de manera sesgada a una institución policial y de inteligencia como lo fue la Dirección de Seguridad Nacional.

Catalá es famoso por ser una de las arañas encargadas de tejer la red de infamia que hasta el día de hoy sigue vigente: justificando los gobiernos “democráticos” puntofijistas al compararlos con la supuesta represión sobrehumana de la dictadura. Ignorando, o mejor dicho, omitiendo datos verificables, pues hasta el día de hoy, al General Marcos Pérez Jiménez no se le ha podido probar acusación alguna de asesinato o desaparición de adversarios políticos. A diferencia de los gobiernos adecopeyanos que encarnaron el terror venezolano en la famosa “DIGEPOL”, la cuál en métodos y fines superaba en malicia y alcance a la Seguridad Nacional.

Lo más cínico de su intervención es como intenta adjudicar su deformidad facial a las supuestas torturas de la Seguridad Nacional, llegando a universalizar un trato reservado únicamente a los disidentes políticos que adoptaban la violencia como forma de lucha. Pues en el mismo film evidencian como COPEI no era perseguido pese a que tenía una línea claramente opositora al gobierno.

Según la literatura infame de Catalá, la Seguridad Nacional eliminó o desapareció alrededor de sesenta personas, cuyos registros son completamente inventados por el escritor. Por su parte, Pedro Estrado llegó a hablar de una veintena de personas muertas, producto de enfrentamientos armados con la Seguridad Nacional o porque sus condiciones médicas acabaron con ellas en sus sitios de reclusión. En contra posición, los muertos y desaparecidos, producto de la represión política en el período puntofijista, rondan los tres mil según diferentes historiadores que a pesar de sus disparidades, coinciden en que la cifra sobrepasa los mil muertos.  No hablaré del SEBIN ni de demás organismos de inteligencia actuales, pues es casi imposible tener constancia de las prácticas realizada por ésa clase de instituciones cuando el gobierno está vigente.

Yolanda Moreno: Su participación simplemente me sorprendió y hasta decepcionó. Yolanda Moreno comienza su vida artística como profesional de la danza en el “Retablo de las Maravillas”, agrupación cultural creada y administrada por el gobierno nacionalista para enaltecer la cultura y el folklore venezolano. Aun así, la señora Moreno no tiene vestigio alguno de agradecimiento, catalogando de dictadura opresora al gobierno de Marcos Pérez Jiménez, admitiendo que como una simple bailarina que no se metía en política jamás tuvo problemas de ningún tipo.

Yolanda Moreno de manera ofensiva se mofa de la “Semana de la Patria” y llega a criticar el modo en que el gobierno nacionalista intentaba hacer prevalecer el amor a la patria, la identificación con la nación venezolana y el orgullo patrio frente a las diferentes tendencias políticas que pudiesen surgir. Moreno narraba con aversión y hasta con asco como “se obligaba” a la gente a sentir orgullo por la bandera y por la Patria. ¿Es acaso dañino tratar de buscar un vínculo entre los que nacimos bajo un mismo sol y nos criamos amparados por la misma tierra? Al parecer, es opresivo incentivar el amor a la Patria como modo de desarrollo cultural, intelectual, moral, económico y social; al menos a los ojos de Yolanda Moreno.

Del resto de los participantes no se puede hablar mucho, pues su tiempo de aparición es reducido en comparación con los demás entrevistados. Supongo por sus declaraciones un poco menos parcializadas. Entre ellos se encontraban un oficial del ejército que se negó a participar en el plebiscito presidencial de 1958, dos inmigrantes europeos traídos por los planes migratorios del Nuevo Ideal Nacional y Oscar Yánez, quien se encargó de la parte anecdótica de la época.

Pregunta al aire: Si en verdad se buscaba realizar un filme verdaderamente imparcial que retratara de manera fidedigna la época del gobierno nacionalista, ¿por qué se presentaron únicamente las opiniones de detractores y de uno que otro agente políticamente apático? Si iban a entrevistar guerrilleros comunistas, quienes se quejaban de ser castigados por sus delitos de lesa Patria, lo lógico hubiese sido enfrentar tales opiniones al relato de algún exdirigente de la Cruzada Cívica Nacionalista, o de algún colaborador directo del Nuevo Ideal Nacional. De ése modo, el espectador puede formar su propio juicio basado en las posiciones enfrentadas de ambos bandos.

En conclusión, de once entrevistados, ocho están claramente parcializados en contra, haciendo eco de las denuncias de represión, mientras que el resto mantiene un discurso que se podría catalogar de apolítico. Se muestra sólo una visión del período nacionalista: la contada por sus detractores. Éste detalle es suficiente como para catalogar al film de una pieza bien elaborada de propaganda política, con el fin de desprestigiar la labor del gobierno nacionalista de Marcos Pérez Jiménez.  Soy escéptico en numerosas cuestiones, pero no me cabe duda que el lanzamiento de éste film y el renacer del movimiento nacionalista venezolano no comparte un mismo período de tiempo por simple coincidencia.

Las deslegitimadas élites políticas que conducen el destino del país desde el 23 de Enero de 1958 evidencian su preocupación ante el resurgimiento del estandarte nacionalista, sus viejos temores de avivan al ver una nueva generación de jóvenes dispuestos a luchar por lo correcto. El poder político va tambaleándose paulatinamente a medida que nuevas mentes adhieren el pensamiento nacionalista como repuesta ante la crisis venezolana. Es precisamente la necesidad de construir orden lo que a muchos nos impulsa a combatir a los amigos de la infamia, quienes en el caos obtienen siempre sustanciales ganancias.

Pudiese seguir a fondo con mi crítica, pero por razones de estilo prefiero atacar los siguientes errores puntuales las cuales considero falacias históricas expuestas adrede para tergiversar el legado nacionalista.

*Los mismos “perseguidos” políticos afirman que los calabozos de la Seguridad Nacional eran un infierno terrenal, pero avanzado en film comentan a modo de anécdota que solían jugar dominó, cartas, pasear y tener acceso a otras distracciones lúdicas en el presidio. La senilidad o la sinceridad involuntaria atacan de nuevo.

*Los supuestos “perseguidos” denuncian que eran procesados por ser simples mensajeros o por hacer inocentes pintadas. Más adelante confiesan haber utilizado la lucha armada para obtener sus fines y de hasta ser partícipes de actos terroristas. El mismo film se contradice cuando muestra las imágenes de todo un arsenal incautado a un grupo de choque de Acción Democrática encabezado por Carlos Andrés Pérez. El armamento incluye decenas de pistolas y fusiles “Mauser” además de granadas. Según Pedro Estrada el plan de los sublevados era asesinar a Marcos Pérez Jiménez.

*Las “víctimas de la represión” narran el proceso de tortura del “rin”, y mencionan otros nombres de torturas sin dar detalle alguno. Aun así, se dedica gran parte del “documental” a mostrar animaciones computarizadas mostrando a agentes de la Seguridad Nacional masacrando a civiles.

*El colmo del descaro llega cuando muestran dibujos que parecieran retratar híbridos entre los gulags stalinistas y los centros de reclusión de prisioneros de las FARC, con todo y barrotes forrados por alambres de púas. Se escucha la voz temblorosa de algún comunista con música de tonos bajos cuya lentitud incita a los sentimientos más melancólicos que la psique humana pueda experimentar. Es en éste momento donde vemos el dibujo de lo que parece ser un miembro de las “S.A”, las famosas camisas pardas alemanas, golpeando con una porra al cuerpo desnudo de un disidente enterrado hasta el tronco y cuyo pecho está siendo atravesado por un espada, empujada por la bota del “esbirro”. Ésta imagen dantesca es como proyectan los calabozos de la Seguridad Nacional.

*Crítica sin fundamentos a la Semana de la Patria, tratando su cometido como si de una manifestación chauvinista se tratase. Se llega a escuchar la falacia “es más fácil militarizar a los civiles que civilizar a los militares”, como si desfilar una vez al año en vestido civil como manera de honrar a la Patria es militarizar la población.

Por lo visto, cualquier gobierno que pretenda convertir a Venezuela en una potencia o por lo menos mantener un cierto orden ciudadano, combatiendo de manera férrea al hampa será catalogado de militarista y hasta de “fascista”. Éste último adjetivo se escuchó mucho entre los espectadores cuando se proyectaban múltiples capturas de un nutrido grupo de jóvenes cadetes realizando el saludo romano en el Estadio Olímpico, la película omite aclarar que ése saludo es protocolar en los juegos olímpicos, algo que se puede evidenciar al observar la faena claramente deportiva que usaban los cadetes.

 En lo personal, creo que el debate de si era fascista o no es más que estéril, teniendo en cuenta que en la película se pretende señalar como “los buenos” de manera apriorística a una partida de demagogos responsables de la decadencia nacional y que siguen una doctrina intrínsecamente perversa, igualitaria, apátrida y materialista como lo es el comunismo.

*Yolanda Moreno llega a declarar que sentía la necesidad de tener “libertad de expresión” pese a que jamás tuvo nada que expresar. Creo que ése fue el sentimiento predominante en los venezolanos manipulados por la propaganda adecomunista.

*Pese a que se señala a Rafael Simón Urbina como el responsable de la muerte de Carlos Delgado Chalbaud, se sigue explotando la posibilidad de que el asesinato fue obra intelectual de Marcos Pérez Jiménez. Jamás se hace mención de los deseos del General Pérez Jiménez de permanecer como Ministro de la Defensa para restructurar por completo las Fuerzas Armadas. Mucho menos se explica el vínculo consanguíneo entre Carlos Delgado Chalbaud y la esposa de Marcos Pérez Jiménez, doña Flor María Chalbaud Cardona; quienes eran primos.

Durante el infame film, se muestran discursos de Chalbaud seguidos por cortos provenientes de otras filmaciones donde Marcos Pérez Jiménez fruncía el ceño en señal de desaprobación, dando a entender mediante ése collage cinematográfico que supuestamente Marcos Pérez Jiménez objetaba la presidencia de Carlos Delgado Chalbaud.

*Se tergiversa por completo la muerte de Leonardo Ruiz Pineda, haciéndolo ver como un asesinato a sangre fría, sin mencionar los registros policiales de la época en donde consta que se trató de un enfrentamiento armado entre dos agentes de la Seguridad Nacional y ocho miembros de Acción Democrática. Mucho menos se menciona que el informe de balística indica que la bala que cegó para siempre a Ruiz Pineda correspondía a las municiones usadas por los mismos adecos, y que la trayectoria provenía precisamente de una pistola de sus “compañeros”. La envidia que tenía Rómulo Betancourt hacia Ruiz Pineda es suficiente para explicar éste curioso hecho, donde la avaricia y los intereses personales pudieron más que los supuestos valores que defendían, como de costumbre, no se menciona nada de esto.

Sólo puedo terminar éste artículo con una de las frases más icónicas del general Marcos Pérez Jiménez, y quizás la clave para entender su cometido como principal garante del orden y el desarrollo de nuestra patria: “Mis obras hablan por mi”. En este orden de ideas, pese a la ola de calumnias a la que su gobierno fue objeto, prevalece la imagen honorífica de una era que dejó a las generaciones venideras una Venezuela digna, capaz de inspirar grandeza y orgullo. Es ésa la Venezuela Inmortal que cada nacionalista debe tener de inspiración, como llama perenne cuyo fulgor nos insta convertirnos en lanzas prestas a la batalla, una lucha sin cuartel ni aliados contra el oprobio, la barbarie, la incultura y la decadencia.

Sé que mis ojos presenciaran el día en que la verdad será reivindicada, y así como hoy se invierten cuantiosas sumas para proyectar los falsos relatos de un comunista trasnochado, mañana veremos exdiputados de la Cruzada Cívica Nacionalista y toda la vieja guardia de nuestro digno gremio, exponiendo de manera certera la verdad sobre nuestro pasado.

¡Dios, Patria, Honor!


viernes, 14 de septiembre de 2012

Sobre las elecciones. Primera Parte.


     Los pensamientos, las ideas, la metafísica intelectual. Nuestro mundo etéreo y sin límite natural alguno. Nuestra mente.

     Es aquél majestuoso universo individual el que nos posiciona como seres herreros capaces de forjar creaciones perennes que prolongarán nuestra existencia intelectual cuando sucumba la contraparte física.

     Ante la magnitud del poderío otorgado por nuestras mentes, lo más lógico es que como seres humanos, dedicásemos nuestras vidas a un arduo trabajo intelectual capaz de hacer engendrar la ideas que regenerarán a ésta decadente y materialista era. Nuestros sentidos deberían tener como meta la concepción de un nuevo orden, el cuál nos permitiera aprovechar de manera intensa cada instante de nuestras vidas, al tiempo que nos convirtamos en un garante del bienestar que aguardaría a las generaciones futuras.

     Lastimosamente, la meditación en que podremos inducirnos, la quietud necesaria para el desarrollo intelectual, siempre se verá interrumpido por las perturbaciones físicas del entorno, las cuales me atrevería a decir son en la mayoría de los casos provocadas por los enemigos de la humanidad, quienes desean convertir a cada hombre y mujer sobre la faz de la tierra en no más que un simple animal de rebaño al que siempre será fácil de controlar.

     Por eso, considero que nuestro deber inmediato, es acabar con aquellos perturbadores que desean la aniquilación de nuestra evolución como individuo, nación, raza y especie. La única solución se haya en dejar que nuestro espíritu de confunda con los cánticos de guerra, con el retumbar del tambor que anuncia el inicio de la batalla. Que nuestros pensamientos sean certeros como la saeta disparada por el apolíneo arquero y nuestras acciones sean la espada inmisericorde que siempre ha de dirigirse hacia los enemigos de la cultura.

     En ésta ocasión, dedicaré mis letras a un tema que agobia, preocupa e ilusiona a patriotas y enemigos en Venezuela: Las elecciones presidenciales del 7 de Octubre del año 2012.

     A pocas semanas de tan sonados comicios, considero una irresponsabilidad personal no haber dado mi opinión sobre el tema con mayor antelación, pero como algunos de mis lectores sabrán, preferiría escribir sobre otros temas. Lastimosamente, las prioridades de la época son diferentes a las que tenía proyectadas, por lo que considero necesario pronunciarme sobre el tema, dada la trascendencia que tiene para la Nación en estos tiempos de angustia.

     Antes de proseguir, quisiera advertir al lector de éstas letras, que siempre he luchado por la autenticidad de mi carácter y persona, por lo que las opiniones que pueda enunciar en éste texto podrían ser corrosivas y hasta traumáticas para usted. Quizás mis palabras me conviertan en el depositario de su odio, pero como ya lo sabrá, “prefiero ser odiado por mis ideas, que amado por ocultarlas”.

     Como último prólogo, y perdonen el oxímoron,  le sugiero haga uso de su muy “democrática tolerancia”, demuestre que no le teme a la “libertad de expresión” y lea el resto del escrito aunque le repugne el panorama que se perfila para Venezuela. Haga de cuenta que la mentira es una oscura caverna en donde ha habitado desde que tiene memoria. Que los medios de comunicación y los partidos son las cadenas que han impedido su escape de dicha cueva, y que finalmente mis palabras son parte de la verdad luminosa, que lastima momentáneamente sus delicados ojos, pues ya se acostumbraron a ver a oscuras, pero que con más exposición a la luz, quizás algún día podrán vislumbrar los amaneceres que se ha perdido. Empecemos.

     Desde que la Mesa de la Unidad Democrática anunció ante Venezuela y el mundo la candidatura única y “unitaria” de Henrique Capriles Radonski, numerosas voces disidentes del status quo empezaron a llamar la atención del candidato y de la “oposición democrática” en general sobre aquél pernicioso y difícil de abordar tema llamado “transparencia electoral”.

     Años de denuncias han pasado desde que una ciudadanía viril y guerrera se vio derrotada por la infame treta que pasaría a la historia como el “Referéndum Revocatorio Presidencial”, en donde la infame marioneta del comunismo internacional llamada Hugo Chávez,  se legitimó ante la opinión internacional y se perfiló como el heredero de la “lucha proletaria frente al capital”. Al parecer a pocos les importó el hecho de que el presidente del Consejo Nacional Electoral de aquél entonces (2004), era el izquierdista Jorge Rodríguez, miembro técnico del “Movimiento Bolivariano Revolucionario-200” desde 1997,  político de tendencia comunista desde tiempos universitarios e hijo del fundador  del partido “Liga Socialista”.

     Tres años después aquél infame personaje sería nombrado Vice-presidente de Venezuela, a modo de premio por su invaluable contribución a la revolución en el fraude del 2004. La conclusión que podemos sacar de éste episodio es la siguiente:

“Permitir la existencia de rectores parcializados en el CNE, es permitir la conspiración a favor de una determinada tendencia, y por ende, la posibilidad de un fraude electoral”.

     Obviamente son numerosos los factores que puedan permitir la elaboración de un fraude, pero en el caso de la detección de alguno de ellos, el trabajo de la Resistencia es hacer todo lo posible por resolver ése error en el Sistema Electoral. ¿Qué ha hecho la “oposición” con respecto a las autoridades actuales? Absolutamente nada.

     No conozco calificativo válido para el descaro con que se parcializó nuestro sistema electoral, simplemente señalaré los siguientes datos:

Rectores.

     La presidente del CNE, Tibisay Lucena está relacionada con la cúpula socialista desde los primeros días de la "Revolución Bolivariana”, al ser nombrada rectora suplente en 1999 por la Asamblea Nacional Constituyente, teniendo así el marxismo una fiel aliada en el sistema electoral, la cuál sería ocultada por completo ante los medios de comunicación para favorecer su coartada de mujer imparcial. Para colmo, Tibisay Lucena es egresada de la Escuela de Sociología de la UCV, una de las trincheras del comunismo junto a la escuela de Historia durante el puntofijismo.

     Sandra Oblitas Ruzza, quien ejerce la vicepresidencia del CNE, siempre ha mantenido un discurso izquierdista en cada una de sus entrevistas con la prensa, manteniendo a los medios oficiales como favoritos para la divulgación de sus opiniones. Al igual que Tibisay Lucena, es egresada de la marxista escuela de sociología de la UCV.  Ella es la encargada del viciado y sin depurar Registro Electoral Permanente.

     Por otra parte, la rectora Tania D' Amelio Cardiet, formó parte de las juventudes del partido “MVR”, fue diputada por el mismo partido del 2000 al 2005 por el estado Vargas y reelecta para el período 2006-2010 por parte del Partido Socialista Unido de Venezuela.  Perteneció al Comando Maisanta.

     La rectora Socorro Elizabeth Hernández Hernández perteneció al Partido Socialista Unido de Venezuela desde su fundación, fue presidente de CANTV y Ministra del Poder Popular para la Ciencia y la Tecnología. Es ésta fiel seguidora del comunismo internacional la encargada de la plataforma tecnológica usada en el CNE.

     Finalmente, la lista de los cinco rectores principales del CNE termina con el sociólogo aparentemente neutral Vicente Díaz, quien no ha tenido problemas en convivir con las irregularidades en el CNE, y que además tiene comprobada vinculación con el partido MAS – Movimiento Al Socialismo. En pocas palabras, es tan izquierdista como su camarada Teodoro Petkoff, quién fue guerrillero marxista alzado en armas contra el Estado venezolano, al igual que su hermano Luben Petkoff, quien otrora coordinaría en los sesentas incursiones guerrilleras provenientes de Cuba.

     Conclusión: El CNE es un ente completamente parcializado cuyos cinco rectores principales tienen comprobada vinculación con la izquierda radical. Dos de sus rectores fueron miembros del Partido Socialista Unido de Venezuela de manera notoria y por lo tanto carecen tanto de legitimidad como de legalidad. Reitero por si no quedó claro, las autoridades del CNE son tanto ilegales como ilegítimas según nuestra Constitución Nacional:

“Artículo 296. El Consejo Nacional Electoral estará integrado por cinco personas no vinculadas a organizaciones con fines políticos; tres de ellos o ellas serán postulados por la sociedad civil, uno o una por las facultades de ciencias jurídicas y políticas de las universidades nacionales, y uno o una por el Poder Ciudadano.”

     Pero como una tiranía hace caso omiso de las leyes, prosigamos al siguiente punto fraudulento.

Registro Electoral Permanente.

     El sistema electoral venezolano está basado por completo en el concepto de identidad. El requisito indispensable para ejercer el acto del sufragio es poseer la nacionalidad venezolana y ser mayor de edad. Quien cumpla, o aparente cumplir, con éstos requisitos podrá dar su opinión en torno a una facción u otra del juego político del status quo.

     Si la identidad es el requisito indispensable para votar, podemos llegar a la conclusión de que quien esté encargado de la cedulación de los venezolanos sin duda tiene una gran influencia, quizás crucial, en los comicios electorales. De nuevo el descaro y la infamia atacan de nuevo: la cedulación venezolana está a cargo del Estado forajido de Cuba bajo el parapeto de una empresa llamada “ALBET”, la cuál no es más que un disfraz más elaborado del organismo de inteligencia cubano llamado G2.

     En el año 2011, el gobierno socialista le entregó  a Cuba las concesiones necesarias para que se hicieran cargo de la cedulación electrónica de todos los venezolanos. Lo que incluye la entrega por completo de nuestros datos de identificación, permitiendo así la forja de documentos de identidad válidos para el acto de sufragio. En pocas palabras, se le dio al bastión comunista conocido como Cuba el poder para crear electores venezolanos, para así compensar las bajas de popularidad que haya podido sufrir la “Revolución Bolivariana”.

     Aun así, las irregularidades en el Registro Electoral, es decir, el número oficial de lectores, vienen apareciendo mucho antes que la traición a la patria antes mencionada. El RE no ha sido fiscalizado desde el año 2004 y presenta un crecimiento completamente desproporcional en comparación con la población venezolana. Mientras la población venezolana creció un 14% el RE lo ha hecho un estrambótico 58%.

      Además, organizaciones de la talla de EsData han contabilizado la suma de aproximadamente 2.750.000 de electores “fantasma” cuyas irregularidades permiten declarar al RE como viciado. Estos 2.750.000 de electores son suficientes para poner la balanza a favor del candidato comunista, pues tan elevada cifra supera el número de habitantes de grandes ciudades como Maracaibo o Valencia.

      Frente a éstas denuncias, la Mesa de la Unidad Democrática de manera irresponsable y en complicidad con el gobierno socialista, anunció la necesidad de una “auditoría ciudadana”, que se traduce el ignorar las irregularidades encontradas, pretendiendo catalogar como suficiente el esfuerzo amateur y efímero que pudiese hacer un ciudadano de a pie quién de casualidad se hubiese topado con algún número cédula correspondiente a un familiar fallecido.

     El rol de cualquier organización que pretenda denominarse “oposición” es exigir condiciones óptimas para ejercer de manera transparente el acto de votación. Lo cuál se traduciría en hacer la presión en las calles lo suficientemente fuere como para lograr la depuración completa del Registro Electoral Permanente, además de hacer un cambio inmediato de las autoridades que representan al CNE y por supuesto, rechazando el  esquema de votación electrónica y adoptando de nuevo el voto manual, como en España, Francia, et cetera.

     Cualquiera que haya utilizado un computador, se dará cuenta de lo fácil que es la modificación de datos en cualquier programa electrónico. Es un suicidio político el aceptar elecciones electrónicas, a sabiendas que países como Alemania o Japón reconocieron como inefectivo y hasta fraudulento dicho método de votación.