Hoy, 13 de Noviembre de 2013, se conmemoran 63 años del terrible asesinato de Carlos Delgado Chalbaud, presidente de la Junta Militar que dirigió el destino de Venezuela durante dos años.
Lamentablemente su muerte ha sido manipulada sin ningún ápice de moralidad para complacer los intereses políticos de más de un pillo. Por ello, en las siguientes publicaciones que haré de manera fragmentada, debido a lo profundo e interesante del tema, me dedicaré a la tarea de dar algo de luz sobre tan oscurecido panorama.
Como siempre, me encomendaré a San Agustín de Hipona y asumiré sus palabras: "La verdad es como un león. Déjala libre, ella se defenderá sola".
Usualmente la imparcialidad con
que se ven los hechos históricos está influenciado por la distancia temporal en
el que se ubican los mismos con respecto a nuestros días, y cómo más de uno se
habrá dado cuenta, medio siglo no es nada en términos historiográficos por lo
que es comprensible que sigan existiendo pasiones encontradas.
Para abordar éste tema sin que se
me acuse de citar únicamente fuentes parcializadas, recomiendo el libro La verdad sobre el asesinato de Carlos
Delgado Chalbaud, no porque sea un admirador de Oscar Yanes (me declaro
culpable pero no viene al caso), sino porque la primera parte es nada más y
nada menos que la biografía política de Rafael Simón Urbina y su relación con
Román Delgado Chalbaud, de donde surgirían los problemas político/personales
que más adelante heredaría el hijo de éste último: Carlos Delgado Chalbaud.
A todas éstas, ¿Quién fue ésa tal
Rafael Simón Urbina?
Es una pena que tan curioso
personaje no se dé a estudiar en la mayoría de los centros de estudios
venezolanos, siendo su participación decisiva en el rumbo político que tomó la Venezuela
de los años cincuentas
Su padre fue Antonio Urbina
Chirinos, una suerte de “guerrillero decimonónico”, quién luchaba nada más y
nada menos que para José Manuel “El Mocho” Hernández, quien en vida fue un
caudillo y el fundador del Partido Liberal Nacionalista (1897). Evidentemente,
ésa vocación para la lucha política en términos bélicos so convertiría en la más
importante herencia que recibiría Rafael Simón de parte de su padre, quien
emulando los pasos del mismo, se dedicó a combatir mediante la lucha armada al
gobierno del General Juan Vicente Gómez.
Es en éste afán de derrocar la preclara
dictadura del Benemérito, Rafael Simón
Urbina conoció a dirigentes, y a algunos truhanes, políticos de todo aspecto.
Desde sinvergüenzas de oficio como Gustavo Machado, el mismo que siendo un
burgués del Country Club funda el Partido Comunista de Venezuela, hasta Román
Delgado Chalbaud; ésta último a pesar de ser depositario de la confianza del
Benemérito decidió traicionarle y unirse a las fuerzas insurgentes, por cierto,
Román es el padre de Carlos Delgado Chalbaud.
Precisamente ésa relación basada
en intereses políticos es la que genera los roces personales entre Rafael Simón
Urbina y Román Delgado Chalbaud, cuestión heredara por Carlos Delgado Chalbaud y
que ligada a la férrea oposición demostrada por Urbina frente al gobierno de la
Junta Militar, desemboca en la tragedia de la Quinta Maritza.
En conclusión fue Rafael Simón
Urbina el autor intelectual del crimen, siendo el dueño de la mano ejecutora un
hombre llamado Pedro Antonio Díaz.
No debemos reducir un hecho
histórico a la simple lógica "a éste lo mataron para colocar a éste otro
en el poder" cuando harto es conocido que quienes de lege están en el poder no siempre son los que le ejercen de facto. En éste orden de ideas, el
asesinato de Delgado Chalbaud en nada benefició al ejercicio del poder por
parte de Marcos Pérez Jiménez, en caso de ser verdad, como dicen algunos, que
él supuestamente siempre estuvo al mando desde 1948.
Además, conocidas son las arengas
en que Marcos Pérez Jiménez siendo mayor y dirigente de la Unión Militar
Patriótica, exhortaba a apoyar el futuro liderazgo de Carlos Delgado Chalbaud,
siendo su afán el de asumir la ardua
tarea de modernizar las Fuerzas Armadas.
Entonces, ¿Realmente benefició
políticamente a Marcos Pérez Jiménez el asesinato de Carlos Delgado Chalbaud?
Por supuesto que NO.
No era necesario, pues según los
tergiversadores histéricos e históricos Marcos Pérez Jiménez "siempre tuvo
el poder".
No era práctico, pues quedaba la
dictadura muy mal parada si en sus narices ejecutaban a nada más y nada menos
que al presidente de Venezuela. Dando así una lastimera impresión de debilidad.
No era productivo, pues el simple asesinato político
de dirigentes oficiales con profundas raíces y relaciones con demás
funcionarios, significaría un quiebre o una fractura en el seno del gobierno.
Ante éstos argumentos, es más que
obvio que toda acusación en contra de Marcos Pérez Jiménez relacionada con el
asesinato de Carlos Delgado Chalbaud, tiene como origen la propaganda negra de
sus enemigos políticos, los mismos que asumieron el poder el 23 de Enero de
1958 y convirtieron los panfletos en libros de historia.
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