Sol
Invictus, fulguroso y llameante, emperador centelleante de las
cúspides, señor de los astros y las auroras, derrotado nuevamente
por el hábito perenne de la nocturnidad.
Veterano
de las legiones augustas, miembro de honor de los Triarii, soldado de
una misma república e imperio, danzante de las espadas... su sangre
derrama por una saeta sin rumbo.
Memento Mori.
Hermoso
aforismo latino que rememora la amenaza constante, el cazador
paciente que nos asecha desde el nacimiento. ¿No es maravilloso
estar sentenciado a muerte por cometer el pecado de nacer?
Su
invocación era obligada al momento de celebrar las más gloriosas
victorias, cuando el centurión romano alcanzaba su apoteosis, en
medio de las aclamaciones, su subalterno de confianza le susurraba
las más sutiles palabras: “Recuerda la mortalidad”.
Muerte,
eterna vencedora, con sus caricias y su sabia vigilia impregna de
valor a la vida. Sin riesgos la vida sería un mero error, sin retos,
sin peligro... sin temor.
Miserable
parca, condenada inmisericorde que perece el no tener fin, eterna
errante sin los placeres fugaces dignos de quien vive al máximo, ha
de envidiarnos.
Estemos
orgullosos de nuestra mortalidad física, y entreguémonos a la
búsqueda de la inmortalidad intelectual, amemos tanto la historia
que queramos escribirla.
"Vive como si fueras a morir ahora mismo. Piensa como si nunca fueras a morir".
Es
el consejo de hoy, mañana y siempre, cortesía del Barón Giulio
Cesare Evola,
de quien escribiré en su debido momento.
Es así como
previniendo el fin seguro y sentenciado de este espacio de
disertación filosófica, y con suerte humorística, les doy la
bienvenida.
Disfruten y sean
parten de la bacanal, en esta cruzada dionisíaca, donde nuestra
voluntad esta encaminada hacia la grandeza espiritual y hedonista.
Total, en un mundo sin bien ni mal, lo que queda es luchar por lo que
se le parezca.
actividades del cuerpo, con un perfecto dominio de sí mismo; un hombre que seatreviera a concederse todo el ámbito y toda la riqueza de la naturaleza, que fuera lobastante resistente para esa libertad; un hombre tolerante, no por debilidad, sino porfortaleza, porque supiera utilizar en beneficio propio incluso aquello que haría perecer auna naturaleza mediocre; un hombre para el que no hubiera nada prohibido, a excepciónde la debilidad, ya se le dé a ésta el nombre de vicio o el de virtud. Ese espíritu que hallegado a liberarse está inmerso en el todo, con un fatalismo alegre y confiado, ysustenta la creencia de que sólo lo individual es condenable, de que todo se redime y seafirma en el conjunto; ese espíritu ya no niega nunca. Semejante ciencia es la máselevada de todas las posibles: yo le he dado el nombre de Dionisio.”
Friedrich Nietzsche
Σοφíα
και θέλημα
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